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01/08/2012

el lugar

Había una vez…

Hace ya más de siete años, conscientes de que nuestra profesión nos permitía no tener que estar condicionados a un lugar físico para desarrollarla y convencidos de la importancia de la descentralización para el equilibrio del territorio, nos propusimos un proyecto a medio (¿largo?) plazo: vivir en el pueblo. Escogimos Darmós, un pequeño núcleo rural del municipio de Tivissa, en la Ribera d’Ebre, rodeado de viñas, olivos y árboles frutales.

No fue fácil, pero finalmente conseguimos el solar que queríamos. Cuando llegas a Darmós, por el camino viejo desde Móra la Nova (un caminito que pasa entre campos de melocotoneros, cerezos, viña y olivos, cambiando de colores y olores con las estaciones) éste se pliega subiendo a mano izquierda hasta llegar a la cota del solar que queda elevado sobre la Cubeta de Móra.

El solar, delimitado por el giro que hace el camino al entrar en Darmós, y por  la finca vecina en su lado norte, tiene una superficie a nivel de 728m2. Cuando lo adquirimos conservaba los restos de un viejo pajar y un cobertizo que guardaba un destartalado dos caballos.

En las mañanas de invierno, la niebla se instala sobre el Ebro. Cuando ésta se levanta, desde el solar se pueden ver los núcleos de Móra la Nova y Móra d’Ebre, el castillo de Miravet y un poquito más lejos Rasquera. Como telón de fondo, la puesta de sol tras la Picossa.

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